La Copa Confederaciones que comenzó el sábado 15 de junio en Brasil, ha dado un giro mediático que nadie esperaba. No se trata precisamente del futbol, sino de todo lo que ha ocurrido extra cancha debido a las protestas que comenzaron de manera pacífica debido al aumento de veinte centavos de real en el transporte público.

El gobierno de Brasil y la FIFA se han equivocado al menospreciar el poder de palabra que tienen los estudiantes y la clase media en este país gigantesco. Este movimiento que comenzó como una protesta cualquiera por el aumento del transporte y la inflación, ha escalado de manera estratosférica, gracias a los medios de comunicación que están centrados en la Copa Confederaciones, todo el mundo está viendo a Brasil.

Con este cambio de papeles del futbol al malestar social, se ha hablado que el Mundial del 2014 se pudiera cancelar si el gobierno no cumple con las demandas de la clase media, una clase media que está dolida por el aumento de precios, el dinero invertido en los estadios para el mundial y la falta de hospitales y la corrupción deplorable.

El presidente de la FIFA, Blatter dijo «Las protestas deben de cesar por el bien del futbol…»; sinceramente, que equivocado esta Blatter al pensar que un deporte está por encima de los problemas sociales de un país.

Por Diego Arrioja