Por Diego Arrioja

El mariscal de campo de los Seattle Seahawks se volvió a llevar el espectáculo ante 68,447 espectadores. Una tarde en el Century Link Field que se prestaba para una revancha de los Broncos de Denver con Peyton Manning que estuvieron cerca pero a la vez muy lejos.

Un equipo de Denver muy distinto al que vimos en el pasado SuperBowl, sobre todo con una gran mejoría en la defensiva y con un Peyton Manning que encontró algunos espacios en la secundaria de los Seahawks. Pero el tiempo extra le hizo justicia a Russell Wilson y compañía, con una serie ofensiva de 80 yardas en trece jugadas, 56 de esas 80 yardas a cargo del QB con garra y templanza para lograr finalmente el touchdown por medio de Marshawn Lynch para terminar el partido, sin darle la oportunidad a Manning de tocar el ovoide.

Wilson terminó el juego con 258 yardas, 24 de 34 pases completos y dos pases para touchdown, un líder que cuenta con grandes receptores y ataque terrestre para equilibrar el gran trabajo de la ofensiva partido a partido.

El liderazgo de este joven mariscal de campo es impresionante, lo podemos ver en cada conferencia de prensa que es un jugador que vive con los pies en la tierra y que sabe que se tiene que trabajar partido a partido para ganar otro campeonato. Para Russell, el anillo del Super Bowl quedó atrás y es momento de trabajar más que nunca en la ofensiva para demostrar que son un equipo que puede repetir el título.

Ahora se viene una semana de descanso para el equipo y su siguiente rival serán los Redskins Washington D.C. el próximo 6 de octubre como visitantes. Un partido que puede ser la primer victoria de los Seattle Seahawks como visitantes esta temporada y otra oportunidad más para Russell Wilson de seguir levantando la mano como uno de los mejores mariscales de campo en la NFL.